Una de las cosas más raras del mundo es extrañar. Podemos extrañar ersonas, situaciones, incluso lugares. Podemos extrañas palabras y gestos. Podemos extrañar sentimientos. Lo más extraño que guarda esta sensación de extrañar, es que cuando la sentimos no es en vano.
Si es que extrañamos es por que hay algo diferente, algo a lo que no estábamos acostumbrados, algo que cambió y que se fue. Algo que quizás no va a regresar.
Hay miles de historias de caballeros que en sus blancos corceles, viajan por la tierra con la idea de descubrir nuevas tierras, sopesando dragones fieros, y ejércitos enemigos. Sobrepasando miles de obstáculos para llegar a aquella tierra prometida. El problema es que étos caballeros olvidan las cosas importantes, enceguecidos por las riquezas de los nuevos territorios, por la belleza efímera de aquella tierra prometida.
Aquella mujer asustada, con el cabello recogido y hombros bajos, que caminaba sin parar con los ojos tristes y húmedos no era más que el reflejo de sus propias emociones. Aquella mujer con el alma destrozada y la paciencia desbordada. Con una sensación abrimadora que no la dejaba era una imágen proyectada por su cabeza. Era la única forma que tenía de poder mostrarse como era. Con su amor y desamor. Con su tristeza y su desesperanza. Era sencillamente lo que nunca quiso que nadie viera. Era simplemente lo que sólo era capaz de mostrarle a El.
Wednesday, February 18, 2009
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1 comment:
Lo siento tanto Niña de los Susurros... no sé qué escribirte, porque cualquier cosa te parecerá estúpida... lo sé porque he estado en tú lugar... sólo espero que las cosas cambien para mejor...
Y es cierto... todos en algún momento somos como esos hombres en busca de la tierra prometida... cuando pensamos demasiado en lo que no tenemos y poco en lo que hemos logrado...
Cariños...
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