Sentirse como en medio de una película, sentir cómo las personas y los segundos pasan a nuestro lado con una velocidad increíble. Sentir que estamos anclados a un punto fijo en la continuidad del espacio-tiempo, que somos invisibles en cierto modo y que tenemos otro tanto de invencibles. Sentir que en nuestro alrededor las rutinas se acumulan, pero que sin embargo pasan a nuestro lado, sin rozarnos. Sentirse independiente y ajeno. NO sentirse parte del sistema, siendo parte de él mismo.
La lucha inconciente de nuestra alma, en la búsqueda desesperada de un camino por recorrer. O aún peor. La sensación de esperar el sonido de la pistola antes de comenzar la carrera, una espera que mata, que a pesar de ser un par de segundos, las sentimos como años y décadas.
El ir y venir de las calles y los transeúntes me calma, apacigua mis impulsos vertiginosos. O quizás no los apacigua sino que los alimenta, los presionalos hace ebullir.
Es cómo sentarse a ver una televisión apagada. y realmente comprender lo potente de ese mensaje. Sentir la basura a nuestro alrededor, y percibir el olor de lo putrefacto que no todos alcanzan a notar.
Tus deseos se disipan en una calle marchita, y el camino de regreso de pronto dejó de ser información que recordaras. Te volviste ciega gracias a la noche y los grandes árboles no ayudan mucho en la decición que debes tomar ahora. Estás sola en una avenida y el rocío nocturno no hace más que acrecentar lo frío de tu cuerpo ya hipotérmico por el miedo y la soledad. Lo único que quieres hacer es volver a casa.
Wednesday, March 18, 2009
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