Inmersa en las profundidades de mi debilidad, sigo pensando en todas aquellas cosas que me mantienen vulnerable para tí, para mí, para todos.
A veces creo que no soy más que un hilo, una pluma que danza a favo del viento, siguiedno sólo las pinceladas que Eolo esboza, acorde a sus caprichos.
Pero me doy cuenta que Eolo eres tú, y la pluma ya no es pluma sino que pasa a ser una hoja, marchita del invierno, que frente al remolino que provocas vuela junto a todas las otras hojas hacia un fin que ni tú entiendes y que tampoco te importa. Luego yo dejo de ser la hoja. Ya no soy hoja y ya no eres viento. Solo eres un hombre, desnudo frente a la única mujer capaz de captar tu escencia, la única que comprende los te amo reprimidos, las ausencias de voz, los ataques de histeria y el desenfreno que embiestes. La única que jamás tendrás, la única que quizás has realmente perdido. La única.
Pero crees que no soy tal. Imaginas tantas cosas absurdas que entre ellas, el hecho de que yo sea o no una pieza angular pasa rápidamente a un segundo, qué tercero sino quinto o sexto plano. Soy solo yo. No vesa nadie más que a mí. Sin embargo sabes que sólo yo te percibo, que sólo yo te siento. Que no son sólo mis manos las que escriben estas palabras, sino que es también mi alma la que se comunioca contigo mediante miles de palbras escritas, inequívocamente en un trozo de papel virtual que sé que jamás leerás, que sé que jamás recordarás porque sé que jamás te importó.
Letras ambiguas, letras ínfimas, nimedades escritas que se quieres desahogar de este corazón encendido, flameante y exahausto. Un corazón cansado de aprender las cosas de forma difícil; un corazón que a pesar de su amor por los desafíos, quiere serntir cosas reales. Un corazón que está cansado de esconderse, cansado de menitr y de parentar que no existe. Un corazón que quiere y merece un poco de respeto, de consideracion. Un corazón que teme dejar de ser presisamente eso, un corazón.
Saturday, August 08, 2009
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